Massiel Luna Delgado, 26 de agosto 2021

Palmeando tortillas en Jalapa. Foto: Flickr
El mundo de hoy es complejo y jodido. El sufrimiento de las grandes mayorías para muchos es sólo número y cada vez más los seres humanos están o se sienten aislados, deprimidos y solos, cargando en sus espaldas las consecuencias sociales del capitalismo decadente. Sin embargo, en ese contexto hostil va Nicaragua, pequeña y gigante, haciendo esfuerzos reales por reconstruir el barrio como unidad social y política, como una red de apoyo mutuo basado en la solidaridad.
Para muchos que han crecidos entre paredes de residenciales o lugares de prestigio, el mundo de los barrios es un lugar lejano, hostil y de miedo. Sin embargo, para los que crecemos y vivimos en los barrios, el barrio es el terruño, el lugar donde todos nos conocemos y nos saludamos con la mirada, el lugar aquel donde no hay secretos porque hay un afán periodístico natural.
Estos lugares a veces son lugares húmedos o secos, cercanos o lejanos a cabeceras municipales. son lugares llenos de historia vivas y olvidadas, leyendas y uno que otro fantasma, como la “mona”, aquel ser mágico mitológico que asusta a la gente de los barrios. La lista se amplía también a la muchacha vende platanitos; a la señora vende tortillas y frijoles cocidos; al señor que solo vive enchilado y repara televisores; a la combatiente histórica que paso su juventud en la cocina, sirviéndole al pelotón y que todos la respetan. A una que otra vecina que se cree ser de clase, al vecino de la camionetona que tiene posibilidades de vivir en otro lugar, pero prefiere que le digan “Don” en el barrio. A los chavalos que entre buenos y regulares siempre andan armando perreras1 de futbol y apuestan a 5 córdobas el gol y cuando todo termina el equipo que gana invita a todos, ganadores y perdedores, al refresco y enchiladas. Y si fueron muchos goles al pan y a la gaseosa también.

Obreras en la Zona Franca, Managua. Foto: Nueva Radio Ya
Encontras a las familias que trabajan en la zona franca, en los mataderos, a los albañiles de la construcción, a las maestras, a los celadores, a todos, pero lo que no falta son las vecinas y vecinos que no le gusta para nada el chisme, pero aportan sus conocimientos al bienestar informativo y divulgativo de la comunidad.
Está la vecina gritona que tiene hijitos que jamás se meten en problemas, lo que pasa es que son niños y jóvenes descubriendo el mundo, están también los vecinos que no son afines al gobierno pero que para los beneficios son los primeros en pelear para su familia y claro está uno que otro buen vecino que se lleva bien con la mayoría, pero todos, absolutamente todos conforman el conjunto idiosincrático peculiar de los barrios.
Todas estas personas son vistos por igual a la hora de que el estado ejecuta una política pública, programa o inversión social. La forma que ocurre es a través de los líderes comunitarios presentes en cada barrio de la capital o del resto de municipios del país.
Una de las políticas públicas que ha sido menospreciado por la derecha nacional han sido los programas de apoyo solidario mediante la entrega de tres tipos de paquetes alimenticios: casos críticos, atención a madres de héroes y mártires y del programa “Todos con Voz”, el cual algunos llaman "Todos con Vos", para las personas con discapacidad.
El primero de estos paquetes es cada tres meses, dichos paquetes contienen la cantidad aproximada para 15 -20 días de alimentación de una familia promedio de 4 integrantes, estos contienen arroz, frijoles, azúcar, espagueti, café, pinolillo, avena, etc. Se entregan conforme la necesidad de cada barrio, los protagonistas son seleccionados de todo el barrio por los líderes comunitarios. El listado es enviado un mes antes de la entrega y son auditados 8 días antes de su entrega oficial por autoridades superiores para verificar que cada protagonista cumpla con los requisitos básicos. El principal requisito es que la familia este atravesando por una situación económica complicada.
Al entregar los paquetes de emergencia a las familias, podes palpar la solidaridad y escuchas frases simples pero que engloban todo lo descrito en el párrafo anterior, frases como: “bendito Dios, como que sabía el comandante a tiempo me mando el cariñito porque se me acabo la provisión “acompañado de risas, risas que llenan de satisfacción y amor a la comunidad tanto al protagonista como al que entrega. Esta entrega lo hacen los líderes comunitarios en articulación con las instituciones.

Construcción comunitaria en Managua. Foto: La Voz del Sandinismo
Entre el bullicio de los barrios que van desde martillazos en seco ya sea en el zinc o un pedazo de madera, un reguetón a todo volumen, la radio romántica con canciones de los años 70, o los gritos de las vecinas llamando a sus hijos jugando en la calle, también se materializan la entrega de los otros paquetes alimenticios.
Estos son los paquetes mensuales a madres de héroes y mártires caídos en combate, son adultas mayores de edades superiores a los 70 años, que a veces viven solas; y los paquetes de las personas con discapacidad. Además, de los paquetes alimenticios las personas con discapacidad y adultos mayores reciben atención médica en sus casas.
Cuando se sale de estas casas recibís abrazos y frases como: “muchas gracias, solo mi comandante y ustedes que se acuerdan de nosotros” “uuuu cuando en otros años íbamos a recibir esto” o la frase más modesta solo “gracias hija” o mi vecina que al terminar la jornada me diga: “qué bueno que le dieron a la Mariita, la estaba pasando dura”.
Estas frases llenan el alma de satisfacción, pero sobretodo curan el espíritu y motivan a seguir ayudando, curan de esas pocas personas que minimizan la gran labor a diario VOLUNTARIO de personas que como yo quieren ver su barrio crecer, así como todos los barrios y las comunidades a nivel nacional. Todo esto nos hace crecer en amor a Nicaragua, crecer en cultura colectiva de paz y bienestar, pero sobretodo en conciencia ya que esto no es solo en mi barrio es en cada uno de los 147 barrios del distrito 6 de Managua y en los 8 distritos de Managua, y así a nivel nacional.
Participar en estos programas solidarios nos acerca profundamente a la realidad de las familias del barrio y la comunidad, al vivir de la vecina que habla de todos menos de sus problemas. Sobre todo, nos acerca al esfuerzo pueblo-gobierno, porque a pesar de lo dura que se volvió la situación después del 2018, las políticas públicas continúan y en los barrios los lideres seguimos trabajando, organizando, sofocados y en mil tareas. El esfuerzo es inmenso, muchas veces no lo vemos, pero que es de todos y todas.

Promotores sociales atienden a familias con necesidad. Foto: La Voz del Sandinismo
Los líderes comunitarios, no reciben salario ni ayuda, todo lo hacen por compromiso y amor al barrio. Tienen que ir a hacer desde la 6 am para esperar turno de entrega en la casa comunal del distrito y a veces tienen que esperar en el sol. Andas en la entrega casas a casa a pleno sol de mediodía, y con muchos papeles que llenar, papeles que, ante el cansancio o el brillo del sol estremecen la vista y la cabeza.
Muchas veces los líderes de los barrios regresan a su hogar sin un plato caliente que los espere, porque salió temprano del hogar para poder estar a tiempo en el distrito. El esfuerzo es mayor si la líder de barrio es mujer con hijos y responsabilidades hogareñas. Los líderes de barrio son quienes hacen posible que la entrega, los paquetes y el acompañamiento sea un éxito.
Para que este tipo de programas sigan siempre tiene que haber personas que amen su país y amen sus comunidades, barrios, comarcas, etc. Sandino fue el principio y ahora somos cientos y miles.
Solo los que amen su comunidad entienden su país y sabrán el significado de cada momento histórico, pero tendrán la conciencia del significado de un paquete solidario para una familia, no es solo un paquete o asistencialismo, es el apoyo humano, la compañía, la ternura, y el amor que la gente del barrio recibe de otra gente del barrio.
Es la construcción de consciencia colectiva y solidaridad. Es el tiempo de la vida de uno, el tiempo dedicado a ayudar a otros para que en los momentos más difíciles sientan que haya una mano que te levanta, te empuja. Lo que recibe el líder es amor, su paga es el legado que queda en las familias. Te queda el alma, la mente y el corazón nutrido de energía, experiencia y autoconfianza.
En los barrios en este momento histórico, aprendes a ser útil para los demás porque entendes el dicho popular que dice “hasta de las piedras uno necesita”, aprendes a tener empatía porque detrás de los rostros hay cientos de problemas, todos y cada uno con sus diferencias somos un gran tejido, que podemos ayudarnos a resolver problemas y vivir mejor.
Aprender entre todos que el porvenir y los ideales se defiende con trabajo duro, pero también con uñas y dientes si es necesario. Aunque el camino es largo y los pies se cansan, la ternura en este mundo no es imposible.
Nota
1 Juegos de fútbol que se hacen en las calles populares, de 40 mn de duración, con short y camisetas