Ramón Pedregal Casanova *, Revista La Comuna, 6 de noviembre 2021

EL DÍA 7, SE VA A CONFIRMAR LA SOSPECHA MÁS BELLA, LA REVOLUCIÓN SIGUE Y SIGUE
Desde la altura del avión se la ve como si fuese un campo de luciérnagas en la noche, bajando el avión es un campo de pequeñas lumbres, de ascuas quizás, y a escasa altura el avión la recorre y veo calles, paseos, grandes avenidas iluminado todo, con lo que el gusto por mirar con atención lleva a los viajeros de un lado al otro del avión a producir un río de palabras que contienen admiraciones y deseos de tocar ese paisaje cambiante por momentos.
Si desde el cielo se veía Managua como una balsa iluminada viviendo la calma de la noche, circulando por la avenida que lleva al lugar de descanso se observa una circulación que no siendo escasa resulta sin estrépito y a la vez fluida en busca de aquellas luciérnagas vistas desde el cielo, aquellas pequeñas lumbres, ascuas encendidas vistas desde más cerca, o corazones que en cada casa que la Revolución habita dan luz a todas las calles, porque hablando con el chófer, con la chica que sirve un café, el mejor café del mundo, con la familia que comparte una mesa un poco más allá, percibo que hay un amor a vivir en la Revolución que me asombra, viniendo de un país que, al contrario de esta Nicaragua, parece agotado y confundido en el espíritu de su clase trabajadora, entregada al trabajo que degrada por no dar ni lo suficiente para comer, pagar la luz, el agua, la casa, lo más elemental que pueda considerarse mínimo en los Derechos Humanos.
La conversación animosa, esperanzadora, que desprende orgullo de patria y construcción de una vida mejor, me la llevo, ¿cuánto tiempo he estado?, y en mi interior percibo una velocidad calurosa en la sangre que golpea mi cabeza con la convicción del chófer, de la camarera, de la familia, hablando de paz, de Nicaragua que ha crecido, que se ha hecho gigante como la figura de Sandino en la Loma de Tiscapa y contempla, igual que éstos nicaragüenses, su tierra bendita y libre que el imperio, haciendo nuestras las palabras del gran Rubén Darío ansía “clavarle la mandíbula y conseguir un bocado estupendo”, no obstante, el país cuenta con un pueblo organizado, trabajador que la sabe defender.
La noche rinde en el silencio la caricia del descanso reparador.
Desde las 6,30 horas, habiendo amanecido, me voy andando por calles y avenidas, y se siente la tranquilidad que beneficia el mañana. Puestos de venta de todo tipo, comida y bebida, floristerías, talleres pulperías, parrillas, casas de arreglos diversos, leo: Escuela de manejo, leo: Licorería, leo: Frutas, y yo añado: del paraíso, y todo se encuentra ante mis ojos, como si los pusiese en las estrellas conforme mis pies pisan el suelo, y centros de vacunación en los que la gente espera a la entrada en asientos preparados para la ocasión, vacunas Abdala, Sputnik, y me digo otra vez: al pueblo trabajador lo mejor, hay centros abiertos en cada barrio y en todo el país, me informan los mismos asistentes, hasta sumar más de mil; y sigo andando, pregunto por la Avenida de Simón Bolívar a Chávez, y añado: ¿le gustan a usted los dos caballeros?, la respuesta es rápida y unánime antes de decirme que calle es: ¡Son los nuestros, señor!; les digo: ¿va usted a votar?: ¡¿Claro que sí?!; ¿quién es su favorito?: ¡Siempre Daniel, el comandante!, ¡el Frente!
Y la conversación se desdobla, parece que tiene eco pues vienen más a ratificar mejoras, cambios, trabajo, comida, escuelas, cursos de formación, y un sinnúmero de proyectos sociales que me señalan, con lo que veo que la vida hierve, bulle, vibra en la continua mayoría.
Banderas del FSLN y de Nicaragua en muchas ventanas y balcones, en puestos callejeros donde se vende cualquier cosa que se pueda necesitar, economía popular que ocupa a una parte importante de la población.
El día 7, se va a confirmar la sospecha más bella, la Revolución sigue y sigue.
Desde Managua para que sepan ustedes.
El lago de Managua puede con la imaginación, desde el punto más alto de la Loma de Tiscapa con Sandino monumental miramos al horizonte, y noto por dentro la placidez de la paz prometedora. Abajo se encuentra la ciudad, serena, con algún lugar localizado que te advierte que eres extranjero, sin que te sientas así, y por ser iguales paseamos parques y bosques que los servicios de la ciudad cuidan con esmero. El FSLN con su victoria electoral volvió a su principio, cambiar lo que deba ser cambiado: sanidad, educación, trabajo, alimentación… de los eriales hizo jardines magníficos, espacios de recreo, de descanso para el pueblo en la misma paz que promete el lago.
El neoliberalismo, el gran capital – plaga de carcoma, había molido la articulación social, dejando las piezas sin valor, con los pilares en el punto más extremo de debilidad. La clase esclavista, presumida y escuela de ladrones perversos, chupó tanta sangre de Nicaragua que rebajó a su pueblo trabajador a niveles dolorosos.
Hoy los pilares del país, la estructura del cuerpo social, la masa ósea, los nervios, los órganos motores, han recuperado salud y la prueba es que la población nica produce y lleva a la mesa la práctica totalidad de sus alimentos. Pocos pueden decir eso ni en el primer mundo. Lo sepan o no lo sepan, hemos tocado el clavo ardiendo, el punto que callan y quieren hacer desaparecer los potentados imperialistas, ven que se les ha escapado de entre los dedos un país rico en recursos y del máximo valor geoestratégico. El pueblo nica come solo lo suyo, y reparte. ¿Cuál es el defecto? Los nicaragüenses vienen subiendo desde el fondo de la sima, ¿cómo no va a estar ilusionada su gran mayoría?, llenan sus pulmones de aire limpio que da palpitaciones que empujan la independencia, cada reconstrucción que atañe a la vida común hace más grande la soberanía. Nicaragua es un puñado de arcilla, se moldea desde el esfuerzo dramático y se rebate así mismo en continua mejora, redobla su fuerza, enfrenta desafíos y refuta a diario con su unidad masiva a Esclavistas Unidos y sus adocenados recolonialistas: decía Brent Scowcroft, consejero de Seguridad Nacional del presidente George Bush, padre, a Los Ángeles Times el 26 de marzo del año 2000: Nosotros no pensamos mucho en los efectos de nuestras acciones sobre los otros. No consultamos, no prevenimos. Nosotros nos comportamos como una potencia colonial.
Después de haberlo sufrido tanto el pueblo de Nicaragua, ¿alguien piensa que los yankees y los europeos, y los miserables corruptos aprendices de brujo que van tras ellos, van a dar por buenas las elecciones en las que, de entrada, resulta desde ya que no se les quiere. ¿Cuál era su defecto para que se les quiera lejos, pero que muy lejos? Aquí no hay banderas yankees. La gran burguesía se va a sentar a la mesa de los congresistas de EEUU a pedirle que bloqueen al pueblo nica, que lo sancionen, que lo invadan, que financien fuerzas irregulares, y por eso recibir dinero, millones de dólares del poder imperial para los fines mencionados. Al ser descubiertos se les aplica la misma ley que existe en EEUU y la aplica contra los disidentes por delitos de opinión o por denunciar crímenes de sus tropas, la misma ley que existe en Europa y en numerosos países del mundo. Pero la contra propagandística vierte diariamente su bocanada putrefacta sobre las cabezas mintiendo, exagerando, manipulando ¿quién dice eso?, los enemigos del pueblo nicaragüense, una bandada de medios, páginas, portales, personajes, ONGs que a pie juntillas obedecen, bien lo sabemos, a sus amos y financiadores que yo llamo Esclavistas Unidos.
¿Y de qué les sirve? La consultora M&R enseña sus resultados: más de 70% de los ciudadanos considera las elecciones y proceso libre y transparente. Para la gran burguesía, para los golpistas, cualquier regulación que procura el bien común, el respeto a los derechos de la mayoría, es un acto que no encaja en sus estructuras mentales. El odio de clase todos los días, a todas horas, en sus emisoras, sus periódicos, sus redes sociales, incluso han llegado a pedir que maten a tres millones de nicaragüenses, así ha declarado uno de ellos, prefieren los tiempos de Somoza, prefieren la guerra de desgaste mediante el bloqueo comercial y financiero, y la guerra convencional, bombas y no médicos, aun rumian la derrota en su intento de golpe de estado en 2018, no hablan de su culpa, si pudiesen echar tierra en la conciencia del pueblo taparían los 298 asesinados, los 205 millones en destrozo de bienes públicos, los 231 millones de pérdidas que causaron en el turismo, los 525 millones en transportes destrozados, los 7000 millones perdidos en reducción del presupuesto del Estado, los y las 120.000 trabajadoras y trabajadores que se ganaban la vida trabajando y perdieron su medio de vida, los golpistas, con toda su propaganda, no consiguen hacer olvidar los mercados populares que prendieron fuego, ni las imágenes de terror que grabaron asesinando para aterrorizar, nadie olvida, ¿qué defecto tenemos?: tenemos memoria y hemos aprendido a impedir la injerencia extranjera, a hacer frente a la mafia de los sin patria, a levantarnos con toda la dignidad y diariamente.
El Frente Sandinista una vez ganó las elecciones emprendió la transformación, y después del intento de golpe reaccionario en 2018 también emprendió la transformación, sabe cómo se saca al país de la pobreza extrema, de la pobreza, de la ignorancia, de la falta de todo lo que nos atañe, y hoy Nicaragua es el mejor país de la región, reconocido por los examinadores del mundo en los órganos internacionales. Un ejemplo de resolución popular del daño causado en 2018: el gobierno sandinista ofreció formación profesional a toda persona que la necesitase y facilitó la instalación de pequeños negocios para quien desease emprender ese camino, ¿es acaso un defecto? Pues ahora circulo por la carretera del sur desde Managua, y me sorprende un cartel que hace interesarme, leo: Frutos del cielo, y busco asiento preguntándome qué es lo que hay que me parece celestial. Se acerca una señora de mandil limpísimo blanco, de rostro moreno y nica y voz solícita que le hace sentir a uno el hilo que conduce a los frutos anunciados, ¿qué quiere tomar el señor?, ¿me puede poner eso que anuncia?, ¿le gusta el café?, me encanta, pues señor, le voy a servir el mejor café del mundo, el fruto del cielo. Terminada la taza pido otra, ¿cómo hace esta maravilla?, después de aquella guerra de 2018 mi hijo que trabajaba en la cafetería de un hotel escogió un curso del gobierno para aprender a hacer café, y después aprendí yo, y nos atrevimos con la ayuda del gobierno a crear nuestra propia cafetería y hacer nuestro café… y…
Continuamos conversando, pero yo observaba en su voz un verdadero deseo de agradar con su exposición de lo acontecido, una gran satisfacción por su triunfo sobre la ruina causada por los que ejercitaron el odio contra el pueblo, percibí que su voz cordial era habitada por el calor de las estrellas que como brasas refulgían en sus ojos, y me di cuenta que su fuerza de voluntad para superar la desgracia causada por aquellos fascistas, a los que les sigue el grupo que llama a Esclavistas Unidos para que se ocupen de acabar con el pueblo de Sandino. Y, hoy, viviendo con éste pueblo, entiendo mejor que no podrán, que el día 7 va a ser la fiesta en la Plaza de la Revolución por los que la hicieron, los que ahora la hacen y los que la proyectan con los pies en el suelo.
* Ramón Pedregal Casanova. Periodista, editor y escritor. Miembro del Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI), autor de los libros: “Gaza 51 días”, “Palestina. Crónicas de vida y Resistencia”, “Dietario de Crisis”, “Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero”, y “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”. Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE