CELAC - Discurso Inaugural del Presidente Hugo Chávez Presidente de la República Bolivariana de Venezuela

Submitted bytortilla onVie, 02/12/2011 - 17:27

 

Discurso Inaugural del Presidente Hugo Chávez Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en Cumbre Fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños


2 de Diciembre del 2011


El Presidente Correa quería esconderme los libros, estos libros que traje yo, porque voy a leer de aquí, de cada uno, un capítulo. Y estaba a punto de esconderme los libros. Si no es por Raúl, Correa me los hubiera escondido... ¡yo lo conozco!

Queridas Presidentas, queridos Presidentes, Primeros Ministros, Compañeros, Compañeras, Compa-triotas, no sólo de Venezuela, sino de la Patria Grande; Felipe Calderón, Presidente de los Esta-dos Unidos Mexicanos, gracias por sus palabras, Presidente... ¡Ay Jalisco, no te rajes! Usted sabe cómo queremos aquí a toda América Latina, y en el caso particular de México, desde hace muchísimo tiempo, Venezuela, el Pueblo venezolano, siente un gran Amor por el Pueblo mexicano. Aprovecho su presencia para ratificarlo, y decir ¡Viva América Latina, Viva México!

México... yo siempre he pensado que México, una vez estábamos hablando de Suramérica, no sé dónde, de la Unión Suramericana, hace años, y alguien, creo que fue un mexicano, se paró y preguntó: ¿Y México? Y yo le respondí, México es parte de Suramérica. El Sur es un concepto mucho más que geográfico, es histórico, antropológico... el Sur, somos el Sur, y aquí estamos, el Sur, la América Latina y Caribeña.

Cristina Fernández, mujer patriota, Presidenta ar-gentina; Evo Morales, Presidente; Dilma Rousseff, Presidenta; Raúl Castro, Presidente; Rafael Correa, Presidente; Álvaro Colom, Presidente, Guatemala. Y está con nosotros también, el Presi-dente electo de Guatemala, Otto Pérez Molina, bienvenido Presidente.

Nos estamos uniendo, fíjense, los regulares y los irregulares... Ayer, Dilma llegó a Palacio, escoltada por una Generala venezolana; yo le digo, mira Dilma, ¡qué bueno que andas con una Generala! Y Dilma, que sabemos su trayectoria de mujer revolucionaria, entonces me decía, bueno... ellas son las regulares. Así, yo soy regular y un poco irregular. Y allá está Daniel Ortega, irregular, con Otto Pérez Molina, regular. Y Raúl Castro, es regular-irregular, y una combinación de todo, el Presidente Comandante Raúl Castro. Presidente de Haití, Michel Martelly; Presidente Leonel Fernández, acaba de llegar, y le pedimos que aparezca en el escenario. Bienvenido, Leonel Fernández, Presidente de la República Dominicana. Hermano, bienvenido, un aplauso para Dominicana. Leonel, viejo amigo, camarada. Saludamos al Pueblo de Caamaño, el pueblo de don Juan Bosch.

Presidente Porfirio Lobo, de la República de Honduras; Daniel Ortega, Nicaragua; Ricardo Mar-tinelli de Panamá; Fernando Lugo del Paraguay; Desiré Bouterse, de Surinam; José Pepe Mujica, del Uruguay; Baldwin Spencer, Antigua y Barbuda; Freundel Stuart, Barbados; Roosevelt Skerrit, Primer Ministro de Dominica; Tillman Thomas de Grenada; Andrew Holmes, de Jamaica; Denzil Douglas, de San Cristóbal y Nieves; Ralph Gonsalvez, San Vicente y la Granadina; Kamla Persad, Primera Ministra de Trinidad y Tobago. Primer Vice-Presidente de Costa Rica, Alfio Piva; Vice-Primer Ministro de las Bahamas, Brend Symonette; Wilfred Elrington, Canciller de Belice; María Angela Holguín, Canciller de la hermana República de Colombia, el Presidente Santos ya está por llegar; Alfredo Moreno, Canciller de Chile, el Presidente de Chile llega esta noche. Hugo Martínez, Canciller de El Salvador; el Presidente Funes se excusó, no pudo asistir por razones de fuerza mayor, pero igual le damos la bienvenida al Pueblo salvadoreño.
Rafael Roncagliolo, Canciller del Perú; el Presidente Ollanta Humala anoche llamó, hablamos por teléfono, muy apenado, por situaciones internas en la Región de Cajamarca, tuvo que irla a atender personalmente. Y me dijo que lamentaba mucho, pero que le enviaba un abrazo al Pueblo venezolano, a los Pueblos de Latinoamérica y del Caribe, y que contáramos con el Perú, como conta-mos con todos los Pueblos de Nuestra América. Embajador de Guyana en Venezuela, Geofrey da Silva, y demás Representantes de CARICOM, UNASUR, MERCOSUR, ALADI, ALBA, PETRO-CARIBE, Comunidad Andina, la CAF, y todos los Organismos Multi-laterales de Integración; Embajadores, Embaja-doras del Cuerpo Diplomático acreditado en Vene-zuela; invitados especiales.

Presidente de la Asamblea Nacional, Presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Fiscal General de la República, Contralora General de la Repú-blica, Defensora del Pueblo... Ustedes ven que aquí, en esta Dictadura en Venezuela, sin embargo hay Tribunal Supremo, hay Asamblea Nacional, hay Fiscalía, hay Contraloría, hay Defensoría del Pueblo. Señores Ministros, Ministras, Diputados, Diputadas, Gobernadores, Gobernadoras, Generales y Almirantes del Alto Mando Militar. A todos un saludo, al Pueblo venezolano, y al Pueblo de Nuestra América.

Yo siempre tengo, en estos Eventos, un dilema, leo un discurso, o voy diciendo cosas. Ahora estamos un poco atrasados, y debo ser breve, voy a serlo. Ayer estábamos recordando y rindiéndole honores a uno de los grandes campeones de la Integración del Sur, a Néstor Kirchner... ¡aquí le rendimos tributo a Néstor! al Pueblo argen-tino, al gran Pueblo argentino, Salud; a Néstor, a Cristina, a Perón, a San Martín... ¡Cómo te recordamos, te recordaremos, Campeón de la Unidad, de la batalla... Néstor Kirchner!

¡Viste Cristina, que no se fue ni se irá, porque se quedó en nosotros, en nuestro pecho, en nuestra mente, en nuestro corazón, ese grande amigo, gran compañero! Como no se van, ni se irán, aquellas que, aquellos que dieron su vida por nuestros pueblos, por la Causa Humana. Pero Néstor, siempre, en estos eventos, cuando me tocaba a mí hablar, agarraba la botella de agua que ponen allí y me amenazaba... si hablas más de cinco minutos, te lanzo la botella. Nunca le hice caso, y nunca me lanzó la botella. ¡Ah! pero en una ocasión, acudió a mí a una estrategia que él diseñó... fue en Mar del Plata, aquella Cumbre en la que enterramos la propuesta del ALCA. Que era una propuesta bien avanzada, y que si se hubiese aprobado, yo no sé cuál sería hoy la situación en América Latina y el Caribe, y sobre todo, pen-sando en los años que vienen... estuviésemos amarrados, sin duda, encadenados. Aquella pro-puesta de una sola, de un área de libre comercio para las Américas. Desde mi punto de vista, la propuesta o el diseño más avanzado del colonia-lismo en toda su historia.

Y allá llegaron, a tratar de imponernos el ALCA. Cristina estaba allá, era Senadora, recuerdo, al lado de Néstor. Y yo no sé de ustedes, algunos... ¿Daniel tú estabas ya? No. Del Caribe sí había algunos, Dilma era Ministra. Oye, les voy a hacer una pregunta: ¿Cuál calva es más elegante? ¿La de Lula o la mía? Dice Raúl que la mía. Estoy recordando, cuando veo a Raúl... desde aquí salu-damos a Fidel, ese otro Gran Campeón de la Inte-gración, de la Liberación de nuestros pueblos, de la Dignidad, y de la grandeza de los Pueblos de América Latina y del Caribe, de la Causa Humana. Y decimos desde nuestro corazón, ¡Viva Fidel!

Ahora, fíjense ustedes una cosa: un día como hoy, hace 55 años, yo tenía año y medio de haber nacido, apenas comenzaba a caminar, desembarcó un grupo de locos de amor, por allá en una costa, venían en un barco, desembarcaron. Era el 2 de Diciembre de 1956. Saludamos a la Tripulación de Combatientes del Gramma, y aquí, uno de ellos, Raúl Castro, uno de aquellos locos de Amor, de aquellos tripulantes y combatientes del Gramma, que dio inicio, bueno, digamos que a la última etapa de la Revolución liberadora de Cuba.

Y nos da mucho gusto en verdad, que como decía nuestro Hermano-Presidente Felipe Calderón, citando a José Martí y su verbo luminoso: “desde el Bravo hasta el Magallanes”... aquí estamos todos. Del Río Bravo hasta el Estrecho de Magallanes, hasta la Tierra del Fuego, incluyendo por supuesto a Cuba, estamos aquí, después de tanto tiempo, y por primera vez, Caracas, pero ya venimos, como decía Calderón, de aquella Cumbre de Salvador de Bahía.

Y entonces, aquí tenemos que recordar también, Dilma, desde aquí, a nuestro querido, queridísimo compañero, que tanto luchó en sus ocho años como Presidente, y seguirá luchando por esto, por la Unidad, por el Acercamiento, por el Entendimiento entre nosotros, me refiero al querido, queri-dísimo, Luis Ignacio Lula Da Silva, hoy enfren-tando otra batalla, de la que nos tiende la vida, de cuando en cuando... pero Lula vencerá esa batalla también, como hemos vencido cuántas batallas, cuántas dificultades, cuántos sinsa-bores, cuántas emboscadas.

Salvador de Bahía fue la Primera Cumbre de América Latina y del Caribe, y allá en Bahía, recuerdo que tomamos la decisión de hacer la Cumbre de México, en el 2010, y ahí estuvimos en Cancún, la bella Cancún. Fue en Febrero del 2010, una Cumbre inolvidable, de mucha discusión, debate, y sobre todo, ¡toma de decisiones! Y en Salvador de Bahía también se había decidido, en honor al Pueblo venezolano, y al Bicentenario de nuestra Independencia, efectuar en este 2011, la Cumbre correspondiente, la Tercera, en Venezuela.

Y venimos trabajando, desde Bahía, desde Cancún, preparando los detalles de esta Cumbre, de esta reunión. Son bien conocidas las causas por las cuales el 5 de Julio pasado, no pudimos hacer la Cumbre. Fue para nosotros muy doloroso, muy lamentable, faltaban pocos días, ya era el mes de Junio; y como Fidel Castro me dijo un día, me dijo: Chávez, cuando yo le comenté las razones por las cuales no quería ir al médico, a hacerme los exámenes que mandaban las circunstancias... unos dolores muy fuertes, repentinos, parali-zantes en algunos casos, que yo disimulaba, pero yo quería hacer la Cumbre, queríamos hacer la Cumbre, queríamos cumplir con ese compromiso.

Entonces Fidel me dijo un día, en ese Junio, habló poco: “tú escoges, la Cumbre o la Vida. Y como revolucionario, me dijo, no tienes opción, tienes que escoger la Vida, la Cumbre puede esperar, la Cumbre puede esperar”. Y fue así como iniciamos este proceso, estos cinco meses difíciles, de tratamiento, de intervenciones, re-cuperación, quimioterapia. Y yo le doy gracias infinitas a mi Dios, a Dios, por permitirme estar aquí de pie, completo, con ustedes, hermanas y hermanos, cumpliendo el compromiso de Bahía, el compromiso de Cancún, al frente de nuestros Pue-blos, de nuestros compañeros Presidentes, Pre-sidentas, Primeros Ministros, instalando en Caracas, en este valle indígena, en este valle libertario, en este valle bolivariano, esta Tercera Cumbre, en la que nace, como está naciendo, ¡es un parto lo que está ocurriendo aquí hoy! Bueno, en estos días previos... yo quiero saludar a todos los Cancilleres de nues-tros Gobiernos, de América Latina y del Caribe, que están con nosotros y que han estado traba-jando intensamente, discutiendo, debatiendo, y elaborando y aprobando, en su nivel corres-pondiente, los documentos que luego nos corres-ponderá a nosotros, a partir de esta tarde, esta noche y mañana, debatir, discutir, y aprobar la Declaración de Caracas, el Plan de Trabajo, y los documentos que dan nacimiento pues, a la Comu-nidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC. ¡Comunidad de Estados Latinoamericanos, Caribeños...!

Y  de esto, habría un sinfín de cosas que hablar, pero en verdad voy a ser breve, después nos van a ofrecer aquí un concierto con el Maestro Gustavo Dudamel, breve también, pero por ahí está la orquesta lista ya, afinada, con Dudamel, y des-pués nos vamos nosotros a comenzar nuestras deli-beraciones, hasta en la noche. Habrían muchas cosas que decir, yo dejo de lado estos escritos, y los libros también, Rafael, para redondear y ya el Presidente Calderón además, en sus palabras, nos ha señalado el horizonte luminoso de lo que hoy nace en Caracas. También lo hizo allá en Cancún; Calderón dijo en Cancún, aquí tengo una cita de tu discurso en Cancún, Presidente. Dijo: “Hagamos de este aún naciente Siglo XXI, el Tiempo de América Latina y el Caribe; cons-truyamos un espacio político, común y plural, que promueva y esté al frente en la defensa de los intereses que nos son comunes”.

Un espacio político, un espacio económico, un espacio geopolítico... tal cual, Presidentes, Presidentas, Primeros Ministros, tal cual era el Proyecto de Bolívar. Mucho se habla del Sueño de Bolívar, yo siempre he preferido hablar del Proyecto, del Plan de Bolívar. Un día fue Daniel que me sorprendió con un documento que él con-siguió no sé dónde, elaborado por, nada más y nada menos, que por Augusto César Sandino, en las montañas de Nicaragua. Ese documento es un Plan para hacer realidad el Supremo Sueño de Bolívar, así lo llamó Sandino.

Bolívar... así como nuestros Próceres, nuestros Libertadores, desde México hasta Buenos Aires, esta Tierra ha parido Gigantes y Gigantas en estos siglos, comenzando por los Gigantes que fueron los Pueblos aborígenes que resistieron aquí la invasión europea, el genocidio y el atropello, uno de los más grandes que puedan registrar los anales de la historia. Este valle de Caracas que les da la bienvenida, es el valle de Guacaipuro, de los indios caribe... “Anakarina rote aunicon y toto paparoto mantoro”, todavía se oye retumbando entre estas montañas, entre ese Mar Caribe, entre estos valles. Gigantes, Gigantas, que viven en nosotros hoy. Y que no están, en verdad, a nuestras espaldas, no, están más bien delante de nosotros, retándonos, en el tremendo desafío que se nos abre. En el tremendo desafío que nos presenta la historia de hoy, y la que estamos construyendo hoy para mañana, y para pasado mañana.

Bolívar fue uno de esos Gigantes, casi todas las citas que yo tenía aquí, las trajo Calderón, es muy Bolivariano el Presidente Calderón; allá en Cancún también. Estábamos leyendo ayer con Cris-tina, que nos visitó a Palacio, hicimos una Bila-teral, y luego Dilma, estuvimos horas y horas con estas dos Gigantas, ¡porque son Gigantas! en reuniones bilaterales, continuando con, bueno, el fortalecimiento, la integración económica, polí-tica, con Argentina, con Brasil, en estos casos específicos.

Estábamos leyendo un libro de Jorge Abelardo Ramos; un libro, me llamó la atención, porque se llama “Historia de la Nación Latinoamericana”. Y allí, buscando y rebuscando en esas páginas, de ese gran líder político revolucionario argentino, escritor, ideólogo; fue marxista y fue peronista, fíjate, y desarrolló una cuestión nacional... Perón-Perón, aquella fórmula, ayer me estaban explicando. Bueno, pero él narra en algunas de esas páginas, el fervor que se desató en las calles de Buenos Aires, cuando se supo, en Enero de 1825, se supo de la Victoria de Ayacucho. Que como sabemos, ocurrió en la Pampa de la Quinua, el 10 de Diciembre anterior, 1824.

Y cita Ramos, testigos de la época, que dejaron escritas, como el gran intelectual que fue Alberdi, o un General que era Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, que escribe mucho después, escribe que él tuvo que lanzar un Decreto para poner orden en aquel delirio, en honor a Bolívar, a Sucre. Gigantes pues... Gigan-tes que terminaron como sabemos que terminaron su vida física. Y de ahí Rafael, este libro, pero sólo para hacer referencia, a esta frase de una de las últimas cartas que Bolívar escribió, muy poco antes de morir, allá en Santa Marta.

Una carta dirigida a Rafael Urdaneta, escrita en Cartagena, 25 de Septiembre de 1830. Bolívar renunció y se fue, y le pedían que volviera, le mandaban mensajes, le mandaban documentos firma-dos por no sé cuántas gentes, pidiéndole que regresara a retomar el Poder y a salvar la Patria, y él se negaba. Y explicaba a algunos, por escrito incluso, porque, fíjense esto, dice Bolívar: “Si no hubiera más que un sacrificio que hacer, y que éste fuera el de mi Vida, o el de mi Felicidad, o el de mi Honor, créame usted que no titubeara. Pero estoy convencido que este sacri-ficio sería inútil, porque nada puede un pobre hombre contra un Mundo entero, y porque soy incapaz de hacer la felicidad de mi país, me deniego a mandarlo. Hay más aún, termina diciendo, hay más aún, los tiranos de mi país me lo han quitado, y yo estoy proscrito. Así, yo no tengo Patria a quien hacer el sacrificio final”. Bolívar murió sin Patria.

Por esos mismos días, un poquito antes, estaban fusilando en Buenos Aires, a Manuel Dorrego, un gran revolucionario y bolivariano, amigo de Bolívar. Y un poco antes habían asesinado, de manera vil y cobarde, en las selvas de Berruecos, al gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, cuando apenas tenía 35 años de edad. Así terminaron aquellos Gigantes. Y San Martín, terminó lejos de la Patria; y O’Higgins igual, y Artigas igual. Y luego, los enanos, como diría un gran poeta chileno, que aquí vivió muchos años, Mahfud Massis, en un poema gigante dedicado a Bolívar, dice: “enanos de largas trenzas se adueñaron de nuestros países, y los picaron en pedazos”.

Hoy, 2 de Diciembre, además, qué coincidencia... es bueno recordar que un día como hoy, en su Mensaje al Congreso de los Estados Unidos, el Presidente de entonces, era 1823, James Monroe, lanzó la tesis... “America for the americans”. Ya Jefferson había dicho un poquito antes, que el Destino de los Estados Unidos sería tragarse, una por una, las antiguas colonias españolas”... Así nació Estados Unidos, es su naturaleza. Ojalá cambie algún día, nosotros queremos que cambie, y que en ese gran territorio, en ese gran país florezca de verdad, la Democracia, el Respeto a la Soberanía de los Pueblos, a la Independencia, a la Paz, a la Dignidad de los Países. El Autode-terminación de los Pueblos, es lo que queremos y es lo que pedimos... respeto, más nada, respeto; Igualdad, Libertad verdadera. Pero sí, fue un día como hoy, en 1823.

Y por esos mismos días, Bolívar, nuestro Gigante, estaba convocando, desde Lima, al Congreso Anfic-tiónico de Panamá; un poquito después, 1824, 7 de Diciembre. Y comenzó la puja. Una puja grande, entre el Proyecto de Bolívar y el Proyecto de Monroe. Muy poca gente sabe incluso, que un grupo de guerreros venezolanos, y de otros países cari-beños, Dilma, liberaron La Florida. Y en Florida existió una República, no recuerdo cómo se llamó, fue efímera... que fue invadida por tropas de Estados Unidos. Pero la Bandera de la Gran Colom-bia fue izada en La Florida. Y duró un tiempito ahí. Cosas de nuestra historia, que son casi que totalmente desconocidas.

Mientras tanto ahí, en ese bloque geográfico y humano gigantesco, que es el Brasil, se movían las fuerzas que después dieron nacimiento a la República Federativa, porque aquello era un imperio en ese tiempo, era un imperio. Pero de ese imperio surgió la República. Y Bolívar en su Visión, en su Sabiduría, yo le comentaba a Dilma, lo que ella ya sabe hace mucho, pero ayer comentábamos aquella frase de Bolívar, cuando recibió, en 1830, en Enero, poco antes de renun-ciar al Gobierno, recibió al Primer Embajador del Brasil en la Gran Colombia. Y Bolívar dejó esa frase escrita... “el Brasil es la más grande garantía que nos ha enviado la Providencia, para asegurar la permanencia y continuidad de nuestras nacientes Repúblicas”. ¡Vaya qué Visión geopolítica la de Bolívar!

De la misma forma, sabiendo la importancia geopo-lítica de México, envió Delegaciones a México, a negociar el Tratado, los Acuerdos, de lo que él prefiguraba como una Liga Perpetua, convocada luego a Panamá, al Congreso Anfictiónico. A la Unión y Liga Perpetua, para conformar un cuerpo político... eso fue una constante en el pen-samiento y en el accionar de Simón Bolívar. Desde casi niño aún, cuando juró en Roma, allá en el Monte Sacro, tenía 22 años recién cumplidos, andaba con su maestro, aquel grande revolucio-nario, Simón Rodríguez, caraqueño también.

Desde entonces, Bolívar se perfiló, perfiló su brújula, su accionar, a la liberación, a la inte-gración, a la Independencia Plena. A la búsqueda, decía él, del equilibrio del Universo. En el Monte Sacro, Raúl, como tú sabes, Raúl se sabe de memoria todo eso... “más sabe el diablo por viejo, que por diablo”. En este caso, no por viejo, más diablo que viejo. Bolívar, con 22 años dice, allá en el Monte Sacro: esta civilización ha dado para todo... hablaba de la vieja Europa, y las viejas civilizaciones, pero menos para la Causa de la Humanidad, dice, menos para la Causa Humana. Y al final, termina diciendo: “el hombre en Libertad, el Humano en Libertad, es una misteriosa incógnita, y esa misteriosa incógnita habrá de ser despejada en el Nuevo Mundo”.

Y al poco tiempo se vino para acá, y se unió a la Juventud Jacobina, a la Juventud Revolucionaria. Y en 1811, hace 200 años, lanzó aquel discurso de la Sociedad Patriótica, cuando dijo: ¿300 años de calma no bastan...? porque algunos pedían calma, hay que ver las cosas con calma, pensemos mejor. Algunos no querían la Declaratoria de Indepen-dencia de España. Y entonces, es memorable su discurso: “Nos piden calma... ¿300 años de calma no bastan?” y termina sellando aquel discurso cuando dice, “pongamos sin temor la piedra funda-mental de la Libertad Suramericana, vacilar es perdernos...” ¡Vacilar es perdernos! ¡la Libertad Suramericana!

Hoy, nosotros tenemos que decir, pero hay que agregar 200 años... ¿500 años de calma no bastan? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a ser nosotros la periferia trazada, explotada y mancillada? ¡Ya basta! Estamos poniendo aquí la Piedra Funda-mental de la Unidad, la Independencia y el Desarrollo Suramericano, ¡vacilar sería per-dernos! ¡Avancemos sin vacilación, que este es el Camino... la Unidad, la Unidad, la Unidad! ¡Sólo la Unidad nos hará Libres, Independientes! Sólo la Unidad.

Ahora, también decía Bolívar, no nos caerá la Unidad por designios Divinos, tendremos que tra-bajarla. Porque esa Unidad tan ansiada, tan luchada, tan bregada, decimos aquí, de estos últimos 200 años, siempre se estrelló... todos los intentos unitarios se estrellaron contra fuerzas más poderosas. Contra la intriga, contra acciones externas, pero también contra nuestras propias debilidades, nuestra falta de conciencia, nuestra falta, para decirlo con Federico Nietzsche, de poderío, de voluntad de poder, o voluntad de poderío. Porque hace falta mucha voluntad, ¡voluntad, voluntad...! A Bolívar no le falló la voluntad ni hasta el último suspiro. El Presidente Calderón nos recordaba, hasta la última Proclama: “Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión. Si mi muerte con-tribuye, dijo más adelante, escribió, para que cesen los Partidos, las divisiones pues, y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro,” dijo.

Y han pasado estos 200 años. Por ahí conseguimos una vez, el Canciller Maduro, que se la pasa investigando, consiguió unos documentos viejos en la Casa Amarilla, firmados por, de hace 100 años, Cipriano Castro, Presidente de Venezuela; Eloy Alfaro, Presidente del Ecuador; y Santos Zelaya, Presidente de Nicaragua. Era un Pacto de Unión Bolivariano, inspirado en las Banderas de Bolívar. Incluso, un Pacto de Defensa Común, si alguno de aquellos, de estos países, fuese agredido. Bueno, eran grandes patriotas, lo sabemos... ¿cómo terminaron? A los pocos meses se enfermó Cipriano Castro, tuvo que irse a Europa, y el Vicepresidente de Venezuela, Juan Vicente Gómez, que era compadre de él, estuvieron juntos en no sé cuántas guerras y batallas, y era Jefe Militar, le mandó un telegrama: “Compadre, no vuelva, aquí mando yo ahora”... y Castro volvió. Pariente de ustedes los Castro de Cuba, segura-mente, ¿no? yo creo que sí, por patriota. Cipriano Castro volvió, pero muerto, no pudo, no lo dejaron entrar. Los Imperios europeos y el Imperio naciente en Norteamérica, le hicieron la vida imposible.

Desde entonces, ya mirando el Siglo XX, todos los Gobiernos que en Venezuela pretendieron tomar el control, el manejo del petróleo, todos fueron derrocados, incluyendo uno de mis Gobiernos, que ya van varios, dos o tres. ¿Cuántos van Nicolás, dos o tres? Bueno, porque hay que contar el día de Carmona, fueron dos días de gobierno de Carmona, que me interrumpieron mi período, después empecé el otro... ¡Ah, es que hay que contar las cosas así! Lo que es igual no es trampa.

Bueno, todos los esfuerzos de integración... Santos Zelaya, fue derrocado. Y Alfaro, derrocado y asesinado, el Gran General Eloy Alfaro, que por cierto fue el que descubrió los restos de Sucre. Los restos del Gran Mariscal Sucre estuvieron perdidos 70 años, hasta que Eloy Alfaro los consiguió por allá, en la Iglesia del Carmen Bajo, en Quito. 70 años estuvieron sin tumba, los restos del Gran Mariscal de Ayacucho.

Como dijo Bolívar un día, el mismo Bolívar lo dijo: “Nadie es grande impunemente”. Esos Grandes, esos Gigantes y esas Gigantas, termi-naron así. Y en estos casi 200 años, todos los esfuerzos de integración se estrellaron... yo voy a parafrasear aquí, a uno de mis nuevos mejores amigos, que no ha llegado por cierto, pero está su Cancillera, María Ángela Holguín, el Presi-dente Santos, Presidente de Colombia. María Ángela, que fue Embajadora aquí varios años, y conoce y quiere mucho a Venezuela. ¿Cómo fue que dijo Santos allá en Miraflores, un día? “¡Que no nos vayan a descarrilar!” Y estamos resueltos a que no nos descarrilen.
Y tú eres una de las que más trabaja con Nicolás, para que no nos descarrilen. Porque hay des-carriladores de oficio, que se la pasan todos los días, pensando y actuando, a ver cómo se arma una guerra entre nosotros. Pues entre nosotros no habrá guerra, ni más conflictos, sino Hermandad, Paz, Unión, Integración, Comprensión de los pro-blemas de cada uno, de los problemas de cada país, de las circunstancias internas de cada país.

Y lo mismo pasa en Centroamérica, en El Caribe... ¡Ya basta de que nos pongan a pelear! Uno de los juegos preferidos de uno, campesino, niño campe-sino, a los niños no vayan, ese juego es malo, este juego es malo, no le estoy haciendo publi-cidad, pero uno ponía a pelear a los bachacos, ¿se acuerdan? Ese era un juego que uno tenía. Raúl ¿tú jugaste eso? No. Dilma, uno ponía a pelear a los bachacos en el campo, allá. Uno no tenía ni juguetes, ni nada... ¡A nosotros nos ponen a veces a pelear!

En Guyana están en pleno Proceso Electoral, no pudo venir el Presidente, está el Canciller. Pro-claman mañana al nuevo Presidente; entrega la Presidencia después de dos Períodos, un buen amigo nuestro, el Presidente Bharrat Jagdeo. Ahora, digo Guyana, porque yo me recuerdo de Teniente, come candela, yo era contraguerrillero. Yo era contraguerrillero, Raúl... ¡ten cuidado conmigo a veces! Yo era contraguerrillero, y entonces nos entrenaban... ¡cazadores, cazadores! Boina Verde... ¡Yo era Boina Verde! Todavía tengo mi boina verde guardada por ahí... ¡sí!

Ayer Dilma me preguntaba por Alí Rodríguez... ¿dónde está Alí? Ahora es Ministro de Energía Eléctrica. Yo andaba persiguiendo a Alí Rodrí-guez, que era Jefe Guerrillero... ¡Allá está, mira, Alí, era Jefe Guerrillero! Y a Soto Rojas, que está ahí, el Presidente de la Asamblea. Ese era otro Jefe Guerrillero. Hay varios aquí, y varias.

Ahora, a nosotros nos metían en la cabeza, que Guyana era una amenaza para nosotros. Y aquí se planificaron golpes de Estado, contra Burnham, contra Forbes Burnham. Y cómo se llama, luego vino... después de Burnham, Raúl, vino Jagan. Y nos pintaban unos mapas con unas flechas rojas... primero, la flecha más grande venía de Cuba, ¡la amenaza! Y de allá, de la Unión Soviética daba la vuelta una flecha larga, y Cuba. Y una flecha roja que venía de Guyana... Y también de Brasil, aún cuando no era roja, pero a nosotros nos metían aquí, en la cabeza... Asesores que venían del Norte a darnos charlas como jóvenes militares que éramos... ¡Cuidado con Brasil! Es una amenaza para Venezuela, Brasil quiere llegar al Orinoco. Cuando Brasil lanzó el Proyecto Cala Norte, que es Brasil hacia el Norte, aquí nos presentaban documentos... ¡cuidado, ahí viene el gigante Brasil!

Yo recuerdo, cuando Lula vino a acompañarnos a inaugurar el segundo puente sobre el Río Orinoco, hecho con el apoyo y la tecnología de Brasil, le dije, yo recordaba esos años, y le dije: Lula, llegó Brasil al Orinoco... ¡mira, ahí está el Orinoco! Porque Orinoco es de Brasil, como el Amazona es de Venezuela... ¡somos una sola Gran Patria, o no somos! ¡O somos una Patria, o no seremos Patria! ¡O hacemos la una, Patria Grande, o no habrá Patria para nadie en estas Tierras! ¡Entendámoslo definitivamente! Y como Calderón lo dijo también. Y esto es un grado de madurez que hemos venido adquiriendo, y es necesario que la sigamos alimentando... la madurez.

¿Que hay diferencias entre nosotros, entre los Gobiernos, entre las corrientes políticas que libremente van y vienen por este Continente, y que hoy son Gobierno, y mañana no? ¿O que tienen una fuerza, a lo mejor, determinante en un Parlamento, o en Poderes constituidos de aquí y de allá...? ¡Sí, reconozcamos eso! Y eso es válido, y eso es natural, en un Continente donde reina la Democracia. ¡Ah! Pero tenemos que aprender a convivir con esas diferencias. Convi-vir con esas diferencias, aceptarlas, y buscar la mejor manera de complementarnos. Y poner allá, por delante, los Objetivos Supremos que la CELAC comienza a perfilar.

Y vuelvo a insistir, permítanme, en el tema de la Unidad Sustantiva, la Unidad Real, Concreta. El Plan de Acción de Caracas... yo ruego, queridos Presidentes, Presidentas, Primeros Ministros, Primeras Ministras, que una vez aprobado, como estoy seguro, mañana, con los aportes que ustedes traigan, por supuesto, se aprobará... pase a formar parte el Plan, el primer Plan de nuestra CELAC, pase a formar parte de nuestros Planes de Trabajo diario. Y no lo dejemos por allá archi-vado en una computadora o en una gaveta, como si nada hubiera ocurrido.

Ya vemos cómo está el Mundo, pues... ¡Ya vemos cómo está el Mundo! La crisis mundial galopa. Algunos de ustedes, compañeros Presidentes, Pre-sidentas, están en el G-20... Cristina, Dilma, Calderón, nos representan allá en el G-20. Uno lee las cosas; estuve oyendo los discursos... bueno, lo poco que a veces publican, porque a veces no se dice nada. Me dijeron que el discurso de Calderón estuvo extraordinario en la última G-20, y por supuesto, el de Dilma, el de Cristina, pero casi nadie los pasa, fíjate.

Telesur... Telesur es el que está transmitiendo, transmitiendo, transmitiendo, transmitiendo. Pero a veces, uno siente que hay como unas componendas en los grandes Medios de Comunicación internacio-nales, y no transmiten voces disonantes... ¡Quién sabe qué estarán diciendo de esta Cumbre! A lo mejor ni existe para los europeos, o para los norteamericanos.

Ahora, yo estaba viendo por Telesur, anoche, antenoche, una huelga general en Londres, por ejemplo, o en Gran Bretaña. Y no sé ya cuántos Gobiernos han caído en Europa, y cuántos millones de pobres. Y la economía hundiéndose en el Norte, y no sé cuántos Bancos quebrados en el Norte. Y ahora, la represión... En Estados Unidos ante-noche detuvieron no sé si a 200 personas, en no sé cuántas ciudades. Y esta mañana leí, que están ahora amenazando el Movimiento no sé cómo se llama, con tomar todos los Puertos de la costa no sé cuál, de Estados Unidos. O sea, la cosa parece que se sigue complicando, pareciera que se sigue complicando. Y es lamentable.

Pero ojalá los Gobiernos del Norte, oigan un poco, y vean un poco, y se documenten un poco, lo que está pasando en el Sur... por ejemplo, en América Latina y en El Caribe. Cómo nosotros vamos saliendo, progresivamente, de la pobreza, de la miseria. Cómo venimos cerrando la brecha, y eso, ya Calderón también lo decía... Calderón dijo casi todo lo que yo iba a decir, por eso es que... ¿cuánto llevo, 5 minutos? Por eso es que dije que yo iba a ser breve.

Calderón habló de todo lo que en México han logrado, y la brecha entre ricos y pobres. Aquí en Venezuela nada más, en una década, hemos logrado, gracias a un esfuerzo grande, grande en verdad, disminuir la pobreza general, que era de más del 50%... ¡imagínate tú, Calderón! Como México... México empezó a producir petróleo hace mucho tiempo, 100 años casi, igual Venezuela... Venezuela, petróleo, petróleo, ¡y más petróleo! Aquí sacaron tanto petróleo, que por allá en el Occidente, en el Lago de Maracaibo, se ha hundido una gran parte de la costa del Lago... ¿Cuántos metros, Rafael? Como 8, 9, 10 metros... ¡se hundió la tierra! Se llevaron no sé cuánto de petróleo.

Y llegamos al final del Siglo XX, el Siglo petro-lero, con más de la mitad de la población, viviendo en pobreza, y casi 25% en miseria, pobreza que llaman crítica o extrema. En una década, hemos bajado la pobreza general de más de 50, por ahí, a 27, 26... ¡y debe seguir bajando! ¡Va a seguir bajando! Y la pobreza extrema de 21, 22, a 7... ¡y va a seguir bajando! ¡Y tiene que seguir bajando! ¡Pobreza Cero! ¡Miseria Cero!
Dilma ha lanzado un Programa... Brasil, Miseria Cero, Pobreza Cero. Ahora, nosotros hemos lanzado una Gran Misión nueva, inspirándonos en muchos Programas Sociales de países amigos, como el de Brasil. Y el de Argentina, en este caso... la Asignación Universal por Hijo, y para la Mujer Embarazada, tal cual nos copiamos, Cristina... ¡nos copiamos! Algún argentino me dijo: eso es del Mundo, esos son Programas para el Mundo. Y en Brasil tienen la Bolsa Familia. Y estoy seguro que en casi todos los países... en Colombia, en Cuba, en Bolivia. Díganme Bolivia, allá está Evo, ¿cómo estaba Bolivia? ¡Hundida en la miseria, en la pobreza, en un caos verdadero! Este Continente era un caos. Ya no lo es, a pesar de que tenemos gravísimos problemas.

Ahora, yo voy a ir terminando, en verdad. Voy a redondear esta idea, voy a redondear esta idea... porque nosotros necesitamos, en primer lugar nosotros mismos, los que estamos al frente de las Instituciones de nuestros Estados... y dije Esta-dos, fíjense, no Gobiernos... ¡Estados! Comunidad de Estados. No es una Reunión de Gobiernos nada más... ¡Estados! Pero nosotros tenemos que hacer un esfuerzo mayor para incrementar la Conciencia. La Conciencia, para darnos cuenta de que este Camino es el único Camino, con sus variantes, con sus diversidades... la Unidad entre nuestros Pue-blos, entre nuestros Estados, nuestras Repú-blicas, nuestros Gobiernos. Aceptando, insisto, y respetando, respetando nuestras diferencias. Sin permitir que la intriga cunda entre nosotros. Sin permitir que la cizaña venenosa vaya a impedir, una vez más, el esfuerzo unitario.
Yo estoy seguro que no nos van a descarrilar, que no va a triunfar de nuevo la cizaña, la intriga que le permitió al Monroísmo imponerse y sepul-tar bien hondo el Proyecto de Bolívar, y de San Martín, y de Morelos, y de O’Higgins, y de Artigas, y de Juana Azurduy, y de Manuela Sáenz, la Generala Libertadora. El Proyecto de ellos es el nuestro hoy, y nosotros estamos obligados a realizarlo ahora, no mañana, ¡ahora y aquí...!

Hagámoslo, pero hará falta mucha voluntad. Y ustedes saben que la voluntad nace de la Con-ciencia, del Saber, y del querer. Juntemos el Saber, y para esto, para saber ¡hay que saber! Perdónenme, hay que estudiar, hay que conocer... no nos conocemos nosotros suficientemente. No conocemos suficientemente nuestros potenciales. Si no conocemos los potenciales, ¿qué vamos a conocer la fuerza que se desataría, o el poderío que se desataría uniendo esos potenciales?

Ayer, por ejemplo, estábamos estudiando, Dilma es una buena maestra. Y ayer, Dilma nos estaba explicando sobre un mapa, temas del Brasil. Y nosotros también aportando al mapa, datos, cono-cimientos. Yo por ejemplo le decía a Dilma:  Dilma, tú vas a leer por ahí, en noticias y tal, que es mentira, pero es verdad, ¡es verdad! Venezuela ya tiene probados, 200 trillones de pies cúbicos de gas, reservas probadas, proba-ditas, 200 trillones... Y, según el Gobierno de Estados Unidos, 500 mil millones de barriles de crudos en la Faja del Orinoco. Esos son datos que aquí tenemos.

Ahora, ustedes leerán por ahí, que es falso, que eso es mentira, que eso no es petróleo, que eso no se puede sacar de ahí. Bueno, ya estamos sacando un millón de barriles diario, ya, hoy, en la Faja del Orinoco, estamos sacando. Ojalá Petróleos Mexicanos venga a la Faja del Orinoco, Calderón, mándalo para acá, Petróleos Mexicanos.

Y el gas, hace poco, con el Presidente Santos, firmamos un Convenio para extender el gasoducto, donde estuvo Correa... ¿te acuerdas que fuimos allá? Y nos hemos imaginado que ese gasoducto, que ya existe, lo hicimos entre Colombia y Venezuela, en La Guajira, se pueda extender hacia Panamá, y hacia Centroamérica. En Centroamérica no hay ni petróleo ni gas, pero está aquí herma-nos, eso es para todos nosotros ¡es un petróleo de la CELAC! Y bueno, igual el petróleo que tiene México, y que tiene Argentina; en Argentina des-cubrieron unos yacimientos hace poco, muy grandes, y en Brasil ni se diga; yo creo que Bra-sil va para la OPEP, pudiera ir en algún momento, y Argentina.

Bueno, pero Dilma nos explicaba mirando el mapa, los planes ferroviarios que comenzaron ellos, digo ellos, porque Dilma fue Ministro de Lula, esos ocho años, y cómo avanzan los planes ferro-viarios... Y en Argentina también, vi que tienen unos planes ferroviarios. Y en Uruguay, Pepe nos llevó a nosotros a ver unos ferrocarriles. Bueno, yo, como en la novela Doña Bárbara, del gran Rómulo Gallegos, hay un momento en que Santos Luzardo, allá en Las Sabanas, ve una polvareda... era el viento que traía la polvareda, y le entró como la locura Patria, y dijo: “el ferrocarril, ahí viene el ferrocarril”. Soñando con el ferrocarril. Igual, algún día, y ojalá más pronto que tarde, tiene que haber un ferrocarril que una Caracas con Buenos Aires... ¡que tiene que haberlo...! ¿Cómo no lo va a haber? Y después Bogotá con Centroamérica, y hacia México.

La Integración... por allá veo a María Emma, la Secretaria General de la UNASUR. La UNASUR está trabajando muy bien con los Proyectos de Inte-gración de UNASUR. Ahora le toca a la CELAC ampliar en todo el espacio, los Planes de Trabajo concretos. La Unión Sustantiva, la Unión Real, la Unión Verdadera, Económica, Política, Social, Cultural, Tecnológica. La Unidad, hay que cons-truirla, pero con esa Conciencia, es necesario batallar todos los días contra mil dificul-tades... la Conciencia, insisto, en que ese es el Camino que Bolívar señalaba en Jamaica: “sólo la Unión nos falta...” Y parece que lo estuviera diciendo aquí, hoy, Simón Bolívar: “sólo la Unión nos falta para completar la obra de nuestra regeneración”... 1815.

Y en 1819, le escribía a Pueyrredón, allá en el Río de la Plata, y a los habitantes del Río de la Plata, igual, les escribía invitando a la Unidad, y diciendo: “el día que logremos esa Unidad, si el cielo nos proporciona ese voto, entonces construiremos en este Nuevo Mundo, la Madre de las Repúblicas, y la Reina de las Naciones”. Frases de Simón Bolívar... La Reina de las Nacio-nes, y la Madre de las Repúblicas.

Hoy, bueno, la Comunidad de Estados, que incluye las Repúblicas, los Gobiernos, las Instituciones de los Estados, y sobre todo, y especialmente, a nuestros Pueblos. Sin Pueblo no habría Unidad. Sin la movilización de nuestros Pueblos, de nues-tras sociedades, no habría, seríamos un cascarón vacío. Llenemos este Proyecto, de Pueblo, del impulso creador y creativo de los Pueblos, ¡y lo lograremos! Debe nacer, como nace la Comunidad de Estados de América Latina y del Caribe, con ese impulso vital. Y con la voluntad de construir un Proyecto, un Gran Proyecto... ¡estoy seguro que nosotros lo haremos!

Queridos Presidentes, Presidentas, Primeros Minis-tros, Primeras Ministras, Compatriotas de la Pa-tria Grande, el Pueblo venezolano, estoy seguro, la inmensa mayoría de nuestro Pueblo, y sobre todo, esa Juventud que emerge a lo largo y ancho de la Patria de Bolívar, de la Patria Primera de Bolívar, de Venezuela; los trabajadores, trabaja-doras, productores, productoras, los pueblos aborígenes, los estudiantes, las mujeres, los militares, los civiles, ¡todos! la gran mayoría de nosotros, aportaremos todo lo que podamos aportar, en este esfuerzo unitario, porque esta-mos conscientes que es el Camino a la Redención de la Patria Venezolana, que no sería Patria, sin la Patria Grande de América Latina y El Caribe.

Me traje también este libro, para concluir... “100 años de Soledad”. Rindo tributo al Gabo García Márquez, ese grande nuestro, colombiano pero nuestro, Gabriel García Márquez. 100 años de Soledad, Macondo, y al final, sabemos todos cómo termina. Voy a leer sólo la frase final: “Sin embargo, antes de llegar el verso final, ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la Ciudad de los Espejos, o los espejismos, sería arrasada por el viento, y desterrada de la memoria de los hombres, en el instante en que Aureliano Babi-lonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible, desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad, no tenían una segunda oportunidad sobre la Tierra...”

A nosotros, pareciera que alguien nos condenó a 100 años de Soledad, y a 100 más. Pero quizás, porque fuimos condenados quizá a esos cien pri-meros, y a esos cien segundos, entonces alguien nos dio una segunda oportunidad sobre esta Tierra. ¡Aprovechemos esta segunda oportunidad, y hagamos la Patria de nuestros hijos! ¡Hagamos la Patria Una y Grande...! ¡Viva la Patria Latino-americana y Caribeña! ¡Viva Bolívar!