Vilma Núñez de Escorcia, condecorada por sus servicios a Francia

Submitted bytortilla onMar, 25/01/2011 - 18:36

Jorge Capelán, 25 de enero 2011


La embajada de Francia en Nicaragua ha anunciado que la Doctora Vilma Núñez de Escorcia, presidenta del Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (CENIDH), será distinguida con la Orden Nacional de la Legión de Honor en el grado de “Caballero” por el Embajador del país galo en Nicaragua Señor Thierry Frayssé, por su labor en pro de la defensa de los Derechos Humanos.

En una nota de prensa, la legación diplomática informa que la ceremonia tendrá lugar en la residencia de Francia km 13 y 1/2 carretera sur, a las 7h00 pm,  el jueves 27 de enero del año en curso.

La Legión de Honor es la más conocida e importante de las condecoraciones francesas, fue establecida por Napoleón I.

Según el Código de la Legión de Honor, la orden se concede a hombres y mujeres, ya sean franceses o extranjeros y recompensa los méritos eminentes, civiles o militares, rendidos a la nación francesa.

¿Cuáles serán, cabe preguntarse, los méritos que la Doctora Vilma Núñez de Escorcia ha rendido a la Nación Francesa?

En Nicaragua, Doña Vilma es conocida por avanzar las posiciones más confrontativas y recalcitrantes contra todo lo que provenga del Frente Sandinista y a favor de todo aquello que venga de afuera.

Ese antisandinismo visceral la ha llevado a decir barbaridades tales como que en el somocismo prevalecía la independencia del sistema judicial y a hacer causa común con un grupo político que hasta no hace mucho lanzó una despreciable campaña llamando al derrocamiento violento del gobierno legítimamente constituido de su país.

Muchos hemos señalado, con pruebas, la dependencia de su organización, y de otras organizaciones de la denominada "sociedad civil" local, del financiamiento exterior, especialmente de la Unión Europea.

Ahora vemos cómo el círculo se cierra, y esta fiel agente es premiada por sus servicios, nada más ni nada menos que con la medalla que creó el primer gran dictador posterior a la Revolución Francesa, el bueno de Napoleón Bonaparte, artífice del golpe de Estado del 18 de Brumario que le convirtió en Primer Cónsul de la República el 11 de noviembre de 1799.

La ambición de poder de Napoleón I le llevó a conquistar todo el Viejo Continente. Sus agresivas guerras de conquista se convirtieron en las mayores operaciones militares conocidas hasta ese momento en Europa, involucrando a un número de soldados jamás visto en los ejércitos de la época.

En América Latina, Napoleón tenía planes de establecer un gran imperio colonial para lo cual se hizo ceder el enorme territorio de la Luisiana de parte de España.

En enero de 1802 mandó a invadir Haití con una fuerza de 24 000 hombres, al mando de su cuñado, engañó a los negros insurrectos prometiéndoles no reinstaurar la esclavitud e invadiendo la República Dominicana por un período de seis años hasta ser expulsados por los propios dominicanos.

Bueno, no vamos a contar aquí toda la bochornosa historia de Francia. No vamos a hablar de cómo hicieron pagar indemnización a los haitianos por hacerles una guerra, invadirlos y hundir a ese país en el estado en que actualmente se encuentra.

No vamos a hablar de todos los crímenes comentidos por Francia en el África, no vamos a hablar del genocidio que cometieron en Indochina (Vietnam), ni del terrorismo de estado que implantaron en Argelia. Todo eso tomaría mucho tiempo.

Tampoco vamos a hablar de los contactos del actual presidente Nicolás Sarkozy con la mafia córcega y la CIA, no vamos a mencionar, ni mucho menos, su forma de llamar "escoria" a los jóvenes inmigrantes de los suburbios parisinos, ni sus propuestas de ley para privar de sus derechos humanos a los gitanos.

Sólo constatamos que, al recibir su medalla, Doña Vilma prueba lo que hemos venido diciendo aquellos que la hemos señalado como una malinche más al servicio de los poderes que desde tiempos inmemoriales han subyugado a nuestros pueblos.